LA CARICIA PERDIDA
cinco meditaciones sobre la experiencia sensible
Autorx: Luciano Lutereau
¿Cómo se demuestra la presencia del Otro en la sensibilidad? ¿Cuál es la relación del Otro con mi cuerpo? ¿Qué temporalidad envuelve nuestra proximidad? ¿De qué modo accedo a mi propio sentir? ¿Acaso la palabra –como acto de decir– se encuentra enraizada en el mundo sensible? No tengo dudas respecto de que habito un mundo con el Otro, de que el Otro está ahí, tan a mi alcance como yo a su merced. Mi pregunta es otra. ¿Qué ocurre cuando el Otro es su cuerpo? Pero no se trata aquí de que el Otro tenga un cuerpo, o bien de que yo recoja los signos de su presencia mediada. La pregunta es otra. ¿Qué ocurre cuando el Otro es su cuerpo? Ese cuerpo que se acerca a mí y, por ejemplo, me toca. No el cuerpo extraño que interpreto como un vehículo de intenciones y pensamientos. […] me refiero al cuerpo extraño que siento en mi cuerpo, una proximidad sin lejanía, y que se confunde conmigo en un abrazo sin distancia. En un abrazo que puede ser su sola mano apoyada en mi espalda una tarde de verano. Y me acaricia.
4356 ARS