ENSAYO SOBRE EL TESTIMONIO
Ruina y escritura
Autorx: Claudio Martyniuk
¿Cómo revertir lo irreversible? Esa demanda hace testimoniar. Esa preocupación alojada en el ánimo conjuga lo personal con lo impersonal, la experiencia de la confesión con la experiencia intelectual e imaginativa, la experiencia del pensamiento y la experiencia de las pesadillas. La estupefacción que provoca, esa poiesis del testimonio, traslada la condición de testigo, hace testigos a aquellos que experimentaron el testimoniar. Testimoniar que sublima, depura, contagia e identifica, testimoniar que atraviesa el espejo y busca otra dirección para lo experimentado y lo por experimentar. En el testimoniar, el testigo que así se hace tal ejercita una fortaleza capaz de abrir el estudio del propio sufrimiento. Sin satisfacción, en la búsqueda de equilibrio entre interioridad y forma, vértigo y languidez, sin apartarse del deber de sinceridad, de una sinceridad fundamental, ligada a esa violencia que escindió la vida, el testimoniar cava en el lenguaje.
Al evitar la sustantivización, más que el testimonio, el testimoniar se presenta como un haz de ensayos enunciativos que traza el perfil de un movimiento, aquel de la fugacidad experimentada, de la sensibilidad tejida en el pensamiento y la escritura, de la atención a la desaparición. Es cierto, la escritura ha ido debilitando su potencia de pensar y la lectura parece volcada al conformismo. Pero si el texto no perturba los sentidos, el sentido se reduce a in-diferencia, esa no-diferencia en la que todo es intercambio generalizado desde un equivalente universal de sin sentido. Contra esa desatención en la que avanza la desaparición, estos acompañamientos en la aventura del testimoniar.
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