Ella se llamaba roberto
Autorx: Guillermo Adamo
Nadie coge por escrito como Adamo. Sólo en este país un viejo incómodo para toda su pasmada generación puede llegar a permanecer inédito hasta la absurda séptima década. Podría decirse que en su estilo hay algo vecinal a una gauchesca garrapateada por esa cosita loca llamada queer. El autor conoce la pampa húmeda y sabe que la homosexualidad es algo que anda rondando por ahí.
Lo descubrieron leyendo sus cuentos de garche en el centro cultural de moda, un lugar donde su figura prosódica ganaría cualquier elección. Conoció dos trans y tuvo relaciones con una. Ella se llamaba Roberto. “Mi finado viejo decía que sólo hay que arrepentirse de los polvos que uno no se echa”.
Desde hace más de 30 años convive con una misma mujer, Norma. Más que un nombre, una ironía cercana. Los griegos no dudarían en adivinar que si uno es estoico, el otro es el cínico.
Mucho mejor vestido que Enrique Symns, llegado el caso Adamo Desmentiría haber sido amante de Aurora Venturini o de Fogwill. Su colección de inéditos, guardada en una bíblica carpeta llamada "Forback", son relatos para acabar desde un principio. Milena Caserola, editorial de catálogo incierto como la vida misma, tomó la decisión correcta. Estoy muy tentado de escribir eso de que Adamo es el secreto mejor guardado de no sé qué, pero prefiero callarme y que el boca a boca haga sexo oral como nunca antes.
Hernán Firpo
6500 ARS